El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, concedió el 1 de diciembre de 2024 un indulto completo e incondicional a su hijo, Hunter Biden, quien enfrentaba condenas por posesión ilegal de armas y evasión fiscal. Esta decisión marca un giro respecto a declaraciones anteriores del mandatario, quien había asegurado que no interferiría en los procesos judiciales relacionados con su hijo.

Hunter Biden fue declarado culpable en junio de 2024 por adquirir un arma de fuego en 2018 mientras luchaba contra una adicción a las drogas, lo que contravenía las leyes federales. Además, en septiembre de 2024, se declaró culpable de cargos fiscales federales por no pagar al menos 1.4 millones de dólares en impuestos.

En un comunicado oficial, el presidente Biden justificó el indulto argumentando que su hijo había sido «procesado de manera injusta y selectiva», sugiriendo que las acciones legales en su contra fueron motivadas políticamente. Biden expresó: «Espero que los estadounidenses comprendan por qué un padre y un presidente tomarían esta decisión».

La medida ha generado críticas desde diversos sectores políticos. El presidente electo, Donald Trump, cuestionó el indulto y lo comparó con el trato a los involucrados en los eventos del 6 de enero de 2021 en el Capitolio. Por su parte, el gobernador de Colorado, Jared Polis, del Partido Demócrata, acusó a Biden de anteponer los intereses familiares sobre los del país, calificando la acción como un «precedente dañino».

Este indulto se suma a una lista de clemencias presidenciales otorgadas por Biden durante su mandato, aunque es la primera vez que beneficia directamente a un miembro de su familia. La decisión ha reavivado el debate sobre el uso del poder de indulto y su implicación en la percepción pública de la justicia y la imparcialidad gubernamental.

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